SONETO XXIX- PASANDO EL MAR LEANDRO EL ANIMOSO
Garcilaso de la Vega
Pasando el mar Leandro el animoso,
en amoroso fuego todo ardiendo,
esforzó el viento, y fuese embraveciendo
el agua con un ímpetu furioso.
Vencido del trabajo presuroso,
contrastar a las ondas no pudiendo,
y más del bien que allí perdía muriendo
que de su propia vida congojoso,
como pudo esforzó su voz cansada
y a las ondas habló desta manera,
mas nunca fue su voz dellas oída:
«Ondas, pues no se excusa que yo muera,
dejadme allá llegar, ya la tornada
vuestro furor esecutá en mi vida».
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